lunes, 9 de junio de 2008

El momento decisivo

Esta mañana se reúne la subcomisión organizativa y de nuevo me es imposible ir. Me acercaré por la tarde al Pleno de la Comisión donde deberíamos aprobar ya la propuesta definitiva de documentos para que los debata el sábado el Consejo Político Federal. ¿Seremos capaces?

En algunos aspectos, no lo dudo. En el Reglamento trabajamos sobre el anterior, y dudo que haya grandes innovaciones. En los Estatutos, como ya comenté, se parte de una nueva redacción y supongo que habrá diversas propuestas para modificarla, pero supongo que será fácil llegar a un consenso de mínimos para que luego se enmienden durante el proceso. Yo, sinceramente, no estoy muy conforme con la propuesta; no dice ninguna barbaridad, desde luego, y el esfuerzo por clarificar la estructura y quitar mucha paja es encomiable, pero tampoco hay cambios significativos.

Ya dije que me parecía que, en un debate de este calado (al menos del calado que anticipan muchas reflexiones individuales y colectivas que pot ahí circulan), había que abrirse a cambios importantes. Eso suponía no centrar el debate en pequeñas enmiendas de matiz sobre el mismo modelo; pero también señalaba que los grandes cambios no podían preceder al debate y estar en el papel inicial. La propuesta, y lo digo sin desmerecer el trabajo de un compañero que solo ha desarrollado el criterio marcado, es una conjunción de ambos defectos: se presenta como un documento nuevo pero no he conseguido encontrar diferencias de calado.

Eso sí, si hay amplio acuerdo entre el resto de compañeros y compañeras no seré yo quien impida el consenso. Desde el momento en que haya una propuesta, pues a trabajar las enmiendas, a consensuarlas si se puede con mucha gente para que se debatan en muchas partes, y veremos lo que sale.

Pero me temo que lo de los documentos políticos será otro cantar. Salvo sorpresas, no tiene visos de mejorar la cosa y seremos incapaces de sacar un solo papel para el debate. Y eso no tiene perdón: no me creo que yo sea aquí el único abierto de mente que encuentra ideas interesantes en prácticamente todo lo que se escribe desde muy diferentes ópticas. Hacer un documento de mínimos es facilísimo, solo hace falta la voluntad de renunciar por todas las partes a puntos polémicos e intentar introducirlos después en el debate. O incluso plantear un documento alternativo completo. Pero teniendo clara una base.

Dice Nuet que "acaba el tiempo de los manifiestos y empieza el de la síntesis". Puedo estar de acuerdo en lo de la síntesis, pero no en lo de los manifiestos. Precisamente eso es lo que ha permitido a alguna gente agarrarse a un clavo ardiendo para evitar el consenso: los manifiestos rompían el marco unitario. Pero eso no debe ser así, los manifiestos animan el debate, sirven de referencia para militantes, pero no tienen que ver con el trabajo de redacción de las tesis para la Asamblea. El tiempo de lo que suponen los manifiestos está aún más vigente a partir de ahora. Es una expresión colectiva que deberá tener reflejo, si no quiere convertirse en un movimiento cupular, en los debates de las asambleas de base. Unos lo harán a través de partidos o corrientes, otros a partir de plataformas o reagrupamientos. Otra mucha gente a nivel particular, por supuesto. Pero si entendemos que el tiempo del debate de ideas acaba en la Comisión Unitaria, mal vamos.

Veremos qué nos depara esta tarde. Mañana os cuento.

P.D.: Mi opinión está clara y espero no condicionar, pero recuperamos la buena costumbre de las encuestas. A la izquierda os dejo una sobre el tema.

1 comentario:

Antonio dijo...

Creo que no es lo mejor pero no es para tanto, aunque creo que lo lógico sería que el CPF elija uno como documento base y posteriormente, los otros documentos se "traduzcan" en enmiendas al mismo para simplificar el proceso posterior.