lunes, 19 de mayo de 2008

¿Qué estatutos para qué refundación?

No sé si lo que he hecho ha sido un ataque de sensatez o de locura. El caso es que hace dos semanas, tras la primera reunión de la Comisión Unitaria a la que asistí, nos repartimos para hacer propuestas en torno a la ponencia de estatutos, modelo organizativo, etc. Tras dos semanas de darle vueltas al tocho de estatutos que tenemos, me encontraba ante un dilema:
  • Podía hacer unos pocos retoques formales que se me ocurrían dentro del modelo actual, al estilo de lo que han venido siendo las ponencias habituales. Me parecía poco motivador para una Asamblea con un carácter especial, como se supone que debería de tener esto, de acuerdo con el ánimo "refundacional" que impregna todo lo que por ahí se escribe.
  • O bien podía intentar meterme en harina, repensar el modelo organizativo y prácticamente rehacer unos nuevos estatutos, de acuerdo con esa idea de reinventarnos. Evidentemente, la tarea me quedaba muy grande. Pero aunque no hubiera sido así, me parece que sacar todas las respuestas y lanzarlas así desde la iniciativa de unas pocas personas casa mal con el proceso abierto que todos nuestros papeles intentan dibujar.
Es por ello que, como me he levantado hoy así, he remitido el papel que tenía pendiente para la subcomisión organizativa que acabará de empezar, ya que no puedo asistir por trabajo. ¿Una buena idea o una absoluta estupidez? Lo descubriré esta tarde cuando llegué a la Comisión. Os lo dejo aquí para que juzguéis por vuestra cuenta:

A los compañeros y compañeras de la subcomisión organizativa

En primer lugar, os pido disculpas por la imposibilidad de asistir por coincidir con mi horario laboral. Por la tarde nos veremos. Debíamos abordar el tema de la reforma de estatutos hoy, y tras darle bastantes vueltas al asunto y releerlos de arriba abajo quería trasladaros una reflexión y una propuesta; quizás es una idea muy descabellada, pero es lo que sinceramente pienso.

En la marea de manifiestos, declaraciones y documentos que circulan en torno a la situación de Izquierda Unida y el proceso que se abre ahora nos encontramos con un leit motiv: la idea de refundación, de proceso constituyente. Seguramente entendiendo por ello cosas distintas, en algunos casos poniéndole apellidos (“una refundación en clave...” ), y en otros, a mi juicio con mejor tino, de forma laica sin anticipar a priori el resultado de un debate de tal calado.

Sin embargo, esa voluntad de innovación manifestada en los papeles no está teniendo un reflejo en los trabajos preparatorios de esta Comisión. ¿Tiene sentido –en lo que nos afecta directamente- un debate sobre estatutos al uso? Si casi todo el mundo plantea abrir después de la IX Asamblea un proceso de ese estilo, ¿no deberíamos pensar que será fundamentalmente entonces cuando tratemos de innovar, de buscar nuevas fórmulas, de reinventarnos?

Debería ser nuestra obligación intentar trasladar algo de ilusión por este proceso tanto a las bases como a tantas personas que, desde fuera, siguen con atención nuestro devenir. Creo que no lo haremos si celebramos una Asamblea al uso. El punto de partida debe ser: tenemos un problema, lo hemos captado, y estamos dispuestos a resolverlo; pero, evidentemente, nadie nos creerá si le decimos que tenemos ya en nuestra mano todas las respuestas. Debemos ser capaces de hacer creíble que iniciamos un proceso abierto que no sabemos a dónde nos llevará, una convocatoria para reinventarnos política y organizativamente.

Es por ello que propongo que, o bien no hagamos una ponencia estatutaria, o la limitemos a algunas cuestiones jurídicas de urgencia que haya que abordar con premura. Ofrecer los anteriores estatutos con un par de retoques (y habida cuenta de la falta de propuestas recibidas creo que así sería) creo que desanimaría mucho; abrir el melón de una reforma ambiciosa del modelo organizativo “desde arriba” creo que no es el mejor método. Por ello, creo que lo que deberíamos proponer como principal idea para la asamblea es el mandato de la convocatoria de una conferencia, asamblea o como se quiera llamar, lo más abierta y ambiciosa posible, para replantearnos las formas de organizarnos y de trabajar, trabajada desde las organizaciones locales y abierta a personas de la izquierda social.

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