martes, 10 de junio de 2008

Comisión Unitaria 9 de Junio

De nuevo en el AVE hacia Madrid para la que se preveía como última reunión para finiquitar los documentos. Con malos presagios, ya dije, pero nunca se sabe.

Cuando llegué se hablaba de la parte organizativa y la cosa había resultado tal y como se esperaba: algunos cambios con consenso (sobre todo mejoras de redacción y clarificación) y acuerdo en estatutos y reglamento. Mientras tanto, repaso de asistencia: Miguel A. Gómez, Fernando Sánchez, Marga Sanz, Amanda Meyer, Willy Meyer, Javier Alcázar, Joan Josep Nuet, Manolo Cámara, Francesc Matas, Montse Muñoz, Miguel Nuin (Navarra), Antonio Cortés, Ángel González, Patricia Luquin (Aragón), Carlos Penit y Cayo Lara. Había una compañera más a la que no conocía.

Pero en la parte del documento político, Nuet nos comentó que había sido imposible llegar a una propuesta de documento marco sobre el que trabajar. El debate se estancó en tres posiciones:

  • la de quienes consideraban que no cabía la posibilidad de que no se sacara un documento de consenso, por muy de mínimos que fuese. Pedro Chaves llevó un documento a tal efecto, recogiendo aportaciones de textos de otros sectores, pero que no se llegó a tratar en la reunión.
  • la de quienes consideraban que era imposible el consenso, ya que partían de un documento pactado entre varias sensibilidades (que tampoco se trató, pues aún no estaba; se recibió por la tarde) y que por tanto, en su opinión, no era susceptible de ser cruzado con otros. Es similar al que se ha publicado como el resultado de la reunión del 31 de mayo, aunque allí fue presentado, sin que nadie matizara, como el del PCE más las federaciones de Valencia y Andalucía.
  • la de quienes deseaban un consenso, pero no querían forzar la situación. Eso sí, anunciaban (el propio Nuet) que, de no ser posible, no habría dos documentos sino tres, aunque Cámara se distanció de esto último.

Se había quedado en que al día siguiente hubiera una última reunión para intentar llegar a un acuerdo, y en su defecto, pactar en cualquier caso cómo llevarlo al CPF para evitar una confrontación y un debate caótico.

Hubo un montón de intervenciones sobre este punto. Algunas de las que apostaban por varios documentos señalaron como una de las causas de imposibilidad de consenso el hecho de que surgieran manifiestos durante el proceso. Me llamó la atención la intervención de Willy Meyer, al que no sé si interpreté mal, pero dijo algo así como que "el 14 de junio iba a ser el punto de inflexión a partir del que se iba a tener una nueva línea política y una nueva forma de dirigir IU". Se admiten apuestas. Desde el otro lado se señalaba que la imposibilidad de consenso no era real y que era una opción táctica, legítima, pero no beneficiosa. Se barajaba en las intervenciones desde el ir con los documentos que hubiera, hasta no llevar ninguno, aplazar el Consejo, que fuera la dirección la que presentara un papel y allí se presentaran alternativas...

Me dio la impresión (aunque soy muy novato en esto) que lo que acabó de decantar la reunión fueron las intervenciones de Cayo Lara (por ser una persona no muy definida y respetada por todo el mundo) pidiendo que se sacara un único papel por respeto a la militancia y al resto del trabajo de la Comisión y la del representante de la CUT (también "no alineado") diciendo que ellos se quitaban de en medio, pero que los dos grandes bloques llegaran mañana a un acuerdo. Nuet acabó resumiendo dejándolo para la reunión del día siguiente y proponiendo un método que conugara ambas posibilidades: un papel único que recogía todo lo que podía ser común, y así se había señalado en la subcomisión (las partes de globalización, análisis internacional, etc. y otras más de contenido general son bastante coincidentes) y recoger el "no acuerdo" y las diferentes posibilidades en los temas espinosos (política de alianzas, causas de la crisis electoral, etc.). Veremos qué sacan hoy.

Eso sí, en las últimas intervenciones, los que no habíamos estado por la mañana nos enteramos de que todas las partes habían coincidido ampliamente en que debíamos ir a un proceso de refundación y cómo debería ser. No es mal avance; aunque ya lo pusiera en todos los papeles, ya era hora de trasladarlo a los órganos para que haya un impulso y se lance alguna señal mínimamente ilusionante. Yo solicité que eso se hiciera público para que la afiliación recibiera alguna buena noticia que pudiera ilusionar, porque hasta ahora solo se había ido diseñando una Asamblea normal y corriente. Todo el mundo estuvo de acuerdo.

Y con esto nos cepillamos la reunión en poco más de dos horas. Y a esperar a que, a la mañana siguiente, obrara el milagro.

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